La asesina del hacha

La asesina del hacha

Nunca se sabrá si la asesina del hacha cometió un parricidio, o si soportó este duro apodo que la acompañó toda la vida y la volvió famosa después de muerta, por culpa de la injusticia.

La asesina del hacha            

Lizzie Borden, o la asesina del hacha, también había nacido en el seno de una familia rica, como Madame Lalaurie, apodada la bruja de Nueva Orleans. Ninguna de las dos pagó por sus crímenes. Pero mientras no cabe duda de que Madame Lalaurie torturó y asesinó a sus empleados, siempre faltará la certeza de si Lizzie Borden fue la asesina del hacha o no.

La familia de Lizzie estaba formada por Andrew Borden y su mujer Sarah.

Cuando Lizzie tenía 2 años su madre murió. Poco después, su padre contrajo segundas nupcias con Sarah, una mujer de extracción humilde, que nunca logró llevarse bien con sus hijastras.

casa de los Borden

Emma, la mayor, y Lizzie, las hijas del señor Borden, no soportaban a su madrastra.

Con los años, cuando el señor Borden compró  una casa en el nº 92 de la Calle Segunda de Fall River en Massachussets, la puso a nombre de su esposa Abby.

Aunque las relaciones empeoraron, ambas hermanas siguieron  viviendo en la casa con su padre y su madrastra.

El 4 de agosto de 1892, Lizzie Borden, de 32 años, encontró el cuerpo desfigurado de su padre. Había sido asesinado en el salón de la casa Borden.

Poco después, ese mismo día, una sirvienta y una vecina que había llegado para tranquilizar a Lizzie, encontraron el cadáver de la madrastra, Abby. La señora Borden también había sido asesinada, pero se encontraba en uno de los cuartos de invitados.

Al día siguiente de los asesinatos, las hermanas Borden publicaron un anuncio en el periódico, ofreciendo recompensa por cualquier información que esclareciera el asesinato de su padre.

 

¿Qué fue el Caso Borden?

 

Sin duda fue el que le dio fama a Lizzie Borden, y a la casa en la que sucedieron los aberrantes asesinatos. En la actualidad, las fotos de los mismos se exponen como parte de la decoración, sobre reproducciones de los muebles de la época.

El Caso Borden se convirtió en un caso policial controvertido y escabroso, que dejó un rastro indeleble en el vecindario de la familia Borden.

Ojalá no existieran los asesinatos, pero en un mundo real, es una suerte para todos nosotros que la asepsia y las técnicas forenses, no sean las mismas que en el siglo XIX.

La autopsia de la señora Abby Borden, la madrastra, fue realizada en el comedor de la misma casa. Algo evidentemente impensable hoy en día. El estudio reveló que había muerto horas antes que su esposo Andrew, dado que las heridas que tenía en la cabeza y la espalda, tenían la sangre en un estado de coagulación mucho más avanzado. Había recibido 19 hachazos por la espalda.

No tengo la información precisa del lugar en el que se realizó la autopsia del señor Borden. Pero se determinó que había sido golpeado 11 veces, con tal fuerza como para reventarle un ojo y dejar al descubierto parte del hueso craneal. La foto del cadáver también se expone hoy en día encima de una cómoda de la casa Borden. Así se complace la morbosidad de todos los que se alojan en la Casa Museo de Lizzie Borden.

 

Sucesos del Caso Borden

 

Para algunos es un caso claro de odio y venganza, con un móvil absolutamente económico.

Al casarse en segundas nupcias y poner la casa Borden a nombre de su segunda mujer, Abby, el anciano padre provocó la ira de sus hijas, Emma y Lizzie, que al parecer, se sintieron desplazadas por su madrastra. 

La Policía encontró dos hachas en casa de los Borden. Una de ellas, no solo había sido limpiada y escondida entre carbones, sino que correspondía con las heridas de los cadáveres.

La única persona que se encontraba en casa mientras sucedían las brutales agresiones que arrebataron la vida al matrimonio Borden, era Lizzie. Su hermana mayor, Emma, estaba en casa de una amiga.

Lizzie le dijo a la Policía que no había escuchado nada, porque se encontraba en el desván buscando algo que no pudo encontrar. Sin embargo, la coartada fue desmontada enseguida por los investigadores, dado que en el ático, lleno de polvo, no había huellas de que alguien hubiese entrado.

Fue entonces cuando Lizzie Borden fue encarcelada como principal sospechosa del asesinato de su padre y madrastra.

Por otra parte, una vecina de los Borden, dijo que días después de los crímenes, había visto a Lizzie quemando un vestido en la estufa. Probablemente, su ropa ensangrentada.

Si Lizzie fue la asesina del hacha, debió ser muy meticulosa para planear todo. Tuvo que decidir el mejor momento para agredir a su padre y madrastra, limpiar y ocultar el arma homicida, cambiarse de ropa y ocultarla para después quemarla.   

Haciendo las mismas conjeturas que pudieron realizar los investigadores de la época, resulta bastante extraño que haya sido tan poco cuidadosa a la hora de pensar en su coartada para la Policía.

No pretendo excusarla, solo me llama la atención su comportamiento en apariencia frío y caldulador a la hora de pensar en eliminar los rastros, en contraposición a la excusa de situarse a sí misma en un desván, que claramente no había ni pisado mientras sucedían los asesinatos.

A pesar de las contradicciones, de que la mala relación familiar no era un secreto, y que los intereses económicos de las hermanas podían haber constituido un móvil, el Juez decidió declarar a Lizzie inocente y ponerla en libertad.

Las pruebas encontradas no resultaban  suficientemente concluyentes como para inculparla de los asesinatos. Además, primaban los prejuicios que llevaron al Juez del caso a decir que declaraba a Lizzie Borden inocente por:

“…ser una mujer perteneciente al sexo que todos los hombres de bien debían honrar, una mujer cristiana, toda una señora, igual que sus esposas y la mía, una mujer a la que consideramos incapaz de cometer un crimen”.

 

Quién fue Emma Borden

 

Emma Borden

Quizá alguien más que la hermana de Lizzie.

Emma, había nacido en 1851, por lo tanto, cuando falleció su madre tenía 12 años. Su hermana menor, Lizzie, había nacido en el año 1860. Por lo que resultaba casi natural que al fallecer la madre de ambas, la hermana mayor se convirtiera en una especie de madre para la pequeña Lizzie, que solo tenía 2 años. Y así fue.

Si bien también se barajó su culpabilidad, el hecho de que estuviese en casa de una amiga mientras sucedían los crímenes, la excluyó como sospechosa. Emma, heredera universal de la fortuna de su padre, empleó parte de la misma para defender la inocencia de su hermana Lizzie.

Un dato curioso: Emma estuvo una vez enamorada, pero su padre se interpuso debido a la baja categoría social del pretendiente.

Una conjetura imposible de resolver: puede que la callada Emma, la que menos se enfrentaba a su padre y sus decisiones, por fin encontrara en Lizzie a la mejor aliada para vengarse y no perder su puesto en la herencia familiar.

Emma y Lizzie se mudaron a otra vivienda y siguieron viviendo juntas. Nunca se casaron ni tuvieron hijos.

Lizzie murió de neumonía en 1927. Su hermana mayor, con la que había dejado de relacionarse poco antes debido a un fuerte desacuerdo, falleció 9 días más tarde.

Lizzie soportó hasta la muerte la sombra de la duda, y aun hoy se la conoce como la Asesina del hacha.

 

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